Cuando los socios fundadores de una empresa (aunque no tengan relación de parentesco) se plantean la entrada de sus hijos en el capital social, la empresa se convierte en familiar y conviene preservar la “correlación de fuerzas” entre familias. Por ejemplo, si los fundadores son socios al 50%, les interesará que sus respectivas familias mantengan ese porcentaje de peso en la sociedad, lo que puede complicarse en el futuro si tienen distinto número de descendientes. Así, en las sucesivas generaciones, dentro de cada estirpe los socios ya no serán sólo hermanos entre sí, sino que habrá hermanos y primos, por lo que las posibilidades de que surjan discrepancias aumentarán.
En estos casos un posible riesgo puede ser que, previendo los estatutos la libertad de venta entre socios –que es lo habitual–, un miembro de una familia venda sus participaciones a un socio perteneciente a la otra familia, rompiendo así el equilibrio.
Para evitarlo, es posible modificar los estatutos de forma que la transmisión de participaciones pase por diferentes “ofrecimientos”, primero a los miembros de la propia familia y después a los miembros de la otra. De este modo:
El objetivo es establecer modificaciones que garanticen mantener el equilibrio entre grupos familiares y dentro de los grupos familiares (de modo que el ofrecimiento se realice a todos los miembros de cada grupo y que todos los socios de cada grupo puedan adquirir las participaciones que les correspondan).
Nuestros asesores estudiarán su caso y le ayudarán a modificar los estatutos con el fin de que las acciones o participaciones se mantengan dentro de cada uno de los grupos familiares, conservando así el equilibrio entre las diferentes familias propietarias.